MARTES 8 DE MAYO DE 2007
Los Ángeles de Chirlie...continuará.

..........Estoy harta, mucho. Afortunadamente, aun queda esperanza. Marta me ha salvado la vida (de momento, al menos). La buena noticia es que lo mío tiene arreglo; la mala, que me queda un gran camino por recorrer. Esta primavera toqué fondo, pero logré reunir las fuerzas suficientes para pedir ayuda. Medio año después, he aprendido mucho, he comprendido que la gente no cambia, que debo aprender a defenderme sin “engancharme”, que soy híper-racionalista, que no debo dar tantas explicaciones ni buscar la lógica a todo.
..........Tengo mucha rabia dentro y no la saco. Malo. Debo llorar, patalear y gritar, pero llevo toda la vida convencida de que eso es de locos. No era consciente de que me había impuesto unos falsos valores y creencias acerca de lo que es normal, de lo que se esperaba de mí. ¿Culpa de la sociedad? Puede, pero eso no importa. Lo que importa es que debo cambiar, convencerme de que soy yo, y no el reflejo de otros, de que la genética y el entorno no siempre llevan las de ganar. Es difícil ser auténtica cuando te sientes un bicho raro.
.........Rabia. Esa palabra la llevo muy dentro. Impotencia, odio, debilidad, inseguridad. Todas ellas se entremezclan y se funden. Se quedan en el estómago y en el corazón. Y no salen. ¿Por qué? ¿Lo conseguiré? Poco a poco. Es un largo proceso que requiere mucho aprendizaje, mucha práctica. Superarme día a día. Jorge me está ayudando, con su cochero y su carruaje. Y Anika. Ella me escucha y me entiende. Puedo desahogarme. Ella me empujó hacia Marta. Gracias a los tres.
..........Eso que no nos mata, nos hace más fuertes. Casi. Estuve a punto, pero me puse en pie y me enfrenté. Llora, patalea, grita, golpea la cama, camina deprisa. No quiero huir, no quiero ser débil. Nunca más. No vas a poder conmigo. Nadie va a poder. Voy a salir de ésta. Voy a superarlo. Cada día aprendo algo nuevo, me hago más fuerte. Seguí adelante y pienso seguir caminando, con paso firme. No vas a poder conmigo.
..........Te quiero y te odio. Eres mi luz y mi oscuridad. Lo que soy, es en gran parte gracias a ti. Me has enseñado mucho, y espero que sigas haciéndolo. Sin embargo, pienso estar preparada siempre, no pienso bajar la guardia. Sé que en esto estoy sola, pero no me importa. Me haré fuerte. Muy fuerte. Y seré feliz. Estaré orgullosa de mí misma porque habré logrado dar un gran paso. Pero hasta entonces, seguiré conviviendo con mi rabia, mi odio y mi dolor.
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........La semana pasada, mi amiga Ari me devolvió la fe. Me dijo que un chico se le había acercado diciéndole que, si quería pasar, debía de darle un beso. Ella, amablemente, le contestó que no porque no se conocían e iba a ser muy violento. Fue entonces cuando él le ofreció su cubata y le dijo: “Coge un hielo”. “¿Para qué?”- respondió ella. “Tú cógelo y tíralo fuerte contra el suelo”. Muerta de curiosidad, metió la mano en el cubata, cogió un hielo y lo estrelló contra el suelo. Éste, por supuesto, se hizo añicos. Se quedaron mirando y él le dijo: “Bien, ahora ya hemos roto el hielo”.
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........“¡¡Socorro!! ¡¡¡¡Estoy enamorada de un vampiro adolescente de 17 años!!!!”Esto es lo que pensaba mientras devoraba sin descanso los cuatro libros de la saga Crepúsculo, de Stephenie Meyer. No estaba muy familiarizada con el fenómeno Edward, aunque era imposible no haber oído hablar de él. Siempre me han atraído las historias de vampiros; (en parte, la culpa la tuvo Brad Pitt), así que me animé. Además, a mi madre le habían calentado la cabeza sus amigas del café, diciéndole que era para todas las edades. De este modo, el día de libro (¡qué mejor día!) nos fuimos las dos en amor y compañía a por la saga completa. Compramos un estuche muy mono sin saber que tenía entre mis manos la Caja de Pandora. Por aquel entonces, yo me encontraba en compañía de la señorita Lisbeth Salander, así que le cedí ami madre el honor de estrenarlos. Tras unos días me comentó que estaban “entretenidos”, pero que eran poco creíbles. Yo le contesté que a ella no le gustaban esa clase de libros, así que no me sorprendía que dijese eso. Pero yo mantenía la esperanza. Y no me equivoqué. En cuanto empecé a pasar mis miopes ojos por aquellas líneas, quedé atrapada (¿para siempre?) en el universo Cullen. La culpa es mía, por empeñarme en meterme en la historia de ese modo pero, ¿acaso hay otra forma de disfrutar de la lectura si uno no se implica, no se imagina cada detalle, cada escena? Debes dejar de un lado la realidad, creyendo que existen vampiros y poderes sobrenaturales. Debes creer que es posible vivir esa clase de aventuras, y sentir lo que cada personaje siente.
.......Cuando acabé el primer libro, me temí que a Stephenie se le hubiese subido la fama al cabeza y no supiese seguir la historia, pues cuatro libros eran muchos. Pero me equivoqué, ya que cada libro tiene su propia esencia. No son repetitivos pese a tener los mismos protagonistas (con algún cambio que otro, por supuesto). Ella sabe sorprender y dar al público lo que quiere. Por eso se ha convertido en un best-seller. Sin olvidar que ha logrado, al igual que J.K. Rowling, que miles de niños en todo el mundo disfruten con la lectura. Y ese es un mérito muy importante, porque cada generación es más difícil de captar.
.......Mi locura llegó hasta tal punto que buceé por internet en busca de aquellos doce capítulos robados. Me leí el primero, colgado en la página oficial de Crepúsculo en castellano (www.crepusculo-es.com). Y, como me resistía a creer que esto se acababa, me lo leí en inglés, con la esperanza de convencerme a mi misma que lo hacía para practicar. Hay que ver las cosas que hacemos para autoengañarnos. ¿De verdad lo conseguimos?
.......La buena noticia es que Robert tiene 23, y eso me deja más tranquila.
..................-¡Qué oveja tan estúpida!- musité.
..................-¡Qué león tan morboso y masoquista!
“Life´s too short to sleep!!”
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“Comienzo por los cabellos. ¿Ves tú las madexas del oro delgado, que hilan en Arabia? Más lindos son y no resplandecen menos. Su longura hasta el postrero assiento de sus pies; después crinados y atados con la delgada cuerda, como ella se los pone, no ha más menester para convertir los hombres en piedra… Los ojos verdes, rasgados; las pestañas luengas; las cejas delgadas y alçadas; la nariz mediana; la boca pequeña; los dientes menudos y blancos; los labios colorados y gordezuelos; el torno del rostro poco más luengo que redondo; el pecho alto; la redondez y forma de las pequeñas tetas, ¿quién te la podría figurar? ¡Que se despereza el hombre cuando las mira!”
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Troya. Me pasé semanas con los nervios a flor de piel cada vez que veía este tráiler -Si el amor es una razón por la que luchar, no ha conocido batalla más digna que esta, acompañada de una gran escena en la que la música y la imponente flota griega te dejaban sin respiración- y casi me da un ataque cuando vi semejante sacrilegio. Mi pasión por griegos y romanos me hizo matricularme en Filología Clásica, por lo que me había pegado el año anterior estudiando a conciencia tanto a Homero como La Ilíada. Así que tuve la mala suerte de ser consciente de los numerosos gazapos (por no decir algo peor).
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Quizá, si no hubiese estado tan pendiente de las numerosas libertades del guión con respecto a la obra original, habría disfrutado más de la película. No lo sé. Cuando mi aventura clásica pudo conmigo, volví a verla (con cierto recelo, por supuesto) y no me pareció tan mala. Pero no lo suficiente buena. Me da rabia porque es una historia que merece la pena respetar (dioses incluidos) y se podía haber conseguido una obra maestra.
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Con respectoa la música; debo decir que fue una gran decepción no escuchar la pieza del tráiler. Además, aunque no estaba mal, se parecía demasiado a Galdiator. Eso sí, los actores fueron muy bien elegidos (sobre todo Brad).
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Una de las escenas que más me gusta es aquella en la que Aquiles le dice Briseida:
Te contaré un secreto, algo que no se enseña en tu templo; los dioses nos envidian. Nos envidian porque somos mortales, porque cada instante nuestro podría ser el último, todo es más hermoso porque hay un final. Nunca serás más hermosa de lo que eres ahora. Nunca volveremos a estar aquí.
Durante el fenómeno Troya, se escribieron numerosos artículos. A continuación, os presento un párrafo que me encantó, escrito por Héctor Castells:
Dicen que la letra con sangre entra. Homero es el ejemplo: en el siglo VIII a.C. alumbró la hemorragia literaria más aclamada de nuestra era: La Ilíada. Un poema largo y hermoso que irrigó de amor y violencia una de las batallas más sangrientas de la historia: la de Troya.
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