sábado, 7 de febrero de 2009

QUERIDO ALBERTO

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Querido Alberto,


..........Te quiero desde que te conocí. La primera vez fue en el Pacífico, cuando los nazis intentaron volar el canal de Panamá. Fue una aventura emocionante, amor a primera vista. Espionaje, traición y amor se entremezclaron permitiéndome la fortuna de conocer aquel episodio oscuro y sorprendente de la Historia.


..........Después me llevaste a África, y la atravesamos juntos en busca de Nadia. Pobre David, llamando a su amada: aquí estoy, amor, con los ojos abiertos a la noche; completamente sólo frente al más desolado paisaje de la tierra, manteniendo la inútil esperanza de verte aparecer para poder salvarte. Aquí estoy, amor, buscando tu cuerpo junto al mío, sintiendo tus labios en mi boca, aspirando tu olor que me confunde. Aquí estoy, tan abandonado e impotente cómo no lo estuvo jamás hombre alguno, sintiendo como la ira me devora día a día las entrañas de tanto odiar sin saber a quién odio… Fue un viaje apasionante en busca de la libertad, persiguiendo a sus secuestradores, en el que nos adentramos por el continente negro en una persecución frenética y a contrarreloj, hasta llegar al mar y a Arabia. Inolvidable.


..........¡Y qué decir de nuestro primer viaje a la selva amazónica! Huyendo de los caucheros, por salvar la vida de Claudia (y la nuestra). Jamás creí que el ser humano fuese capaz de tener un alma tan oscura (más tarde me mostraste otros mundos y las malas personas que en ellos habitaban). Pero esa no fue la única vez que nos adentramos por el Amazonas, arriesgando la vida frente a bestias, indígenas y “gente civilizada”.


.........Cuando Yáiza (la bella joven capaz de aplacar a las bestias, aliviar a los enfermos y agradar a los muertos) y su familia lo dejaron todo, pasamos mil aventuras, perseguidos por ese maldito terrateniente. Entonces aprendí que el destello de los diamantes es el grito que lanzan cuando la luz les hiere el corazón, porque los diamantes nacieron para vivir entre tinieblas. Una vez más recorrimos Sudamérica, aunque ésta había cambiado desde el último viaje.


........Al llevarme a través de aquel mundo subterráneo colombiano, conocí la miseria, pero no sólo la económica, sino la humana. Recuerdo que un día me hablaste de Luna. Me dijiste; ¿sabe una cosa amigo? Creo que nunca fui a verla, porque un día descubrí que en el fondo era más la compasión que sentía por mí, que la que sentía por ella. Y es que a ella le falta la razón, pero a mí me falta ella. Aprendí mucho, pero me dejó un regusto amargo, algo así como un remordimiento de conciencia al darme cuenta de la suerte que tengo de no vivir esa pobreza en primera persona, de no ser un gamín.


..........Eres un romántico. Lo descubrí en el Nuevo Mundo. Ahí fue donde perdí la cabeza por ti. Desde la Gomera hasta La Española y, de ahí, recorrimos cientos de kilómetros (a pie y en barco), juntos, por amor. ¿Puede haber algo mejor? Siempre me han gustado las aventuras y, además, no era la primera vez que habíamos estado en Sudamérica, pero esa vez fue distinto. Gracias a ti pude vivir en primera línea uno de los capítulos más importantes de nuestra Historia. Viajé en la Santa María como grumete, conviví con Alonso de Ojeda y Juan de la Cosa, fundé La Española, sobreviví al terrible “hur-a-kan”, escapé de los caribes, conocí el arte de hacerme invisible, me enfrenté a la Inquisición, descubrí el lago Maracaibo, ascendí la gran montaña helada, agudicé mi ingenio, aprendí a jugar al ajedrez y conocí culturas, lenguas y costumbres inimaginables. Y todo eso te lo debo a ti. ¡¿Cómo no voy a quererte?! Aun siento la brisa del mar acariciando mi cara y revolviendo mis cabellos mientras cantaba “…Trinidad; a proa se abre el mar, y el mar se cierra a popa…”; O la humedad de aquella oscura celda, esperando un juicio que nunca llegaría gracias a ti: cuando de nuevo quedó a solas y en tinieblas, ni fue tanta la soledad, ni tan oscura la noche, puesto que podría creerse que la tétrica mazmorra se había iluminado con un haz de luz tan cegadora que le impidió dormir hasta el anuncio del alba. Me es imposible expresar cómo conseguiste atraparme en tu mundo, arrastrándome a través de él. La única pena que me queda de aquel viaje es que ya lo he vivido (¡Lo qué daría yo por hacerlo por primera vez!).


..........En nuestra última aventura volvimos a África. Vivías en el Sahara y eras el amo absoluto de esa infinita extensión. Habían mancillado tu honor y debías buscar a tu huésped y a los culpables para restaurarlo. Aún recuerdo la soledad y la desesperación que pasamos aquella noche, en aquella salina. Dijiste que aquella era la más silenciosa de las noches. No lloraba el viento, las afelpadas patas del dromedario no levantaban el más mínimo rumor al pisar sobre la sal, y allá, en el centro de la inmensa sebhka no había llenas ni chacales que aullasen reclamando su presa. La luna se lazó, plena luminosa y limpia, sacando destellos plateados a los mil millones de espejos de la llanura sin accidentes, sobre la que la silueta del mehari y su jinete constituían una aparición irreal y fantasmagórica saliendo de la nada del anche hacia la nada de las sombras, pura estampa de la soledad absoluta, pues probablemente ningún ser humano estuvo nunca tan sólo como lo estaba aquel targuí en aquella salina. Descubrí el asombroso mundo y la fascínate cultura de tus amados tuaregs. Aprendí que existen más puntos de vista, y el respeto por aquello que no comprendo. Sin embargo, qué trago más amargo al final, pero qué bonita metáfora. Espero haber aprendido la lección.


.........Gracias a ti he conocido muchas culturas y países diversos, infinidad de personas, he viajado a través de la Historia descubriendo hechos que jamás creí que pudiesen suceder. Te debo horas y horas en las que me hiciste reír, llorar, amar, sufrir y odiar como nunca. Me hiciste sentirme viva y capaz de vivir mil aventuras. Gracias.


..........Puede que pienses que soy una estúpida y una ilusa que se cree todo lo que lee. Que no tiene vida y se refugia en su mundo de fantasía, creado por otros. Puede que tengas razón (en cierto modo, al menos). Sé diferenciar entre fantasía y realidad, pero pienso que la única manera de que un libro valga la pena es meterse de lleno en la piel del protagonista, vivir su vida como propia. ¿Para qué son los libros si no? Lo importante es saber despertar a tiempo, antes de que te atrape para siempre.


..........Soy una chica realista y hago una vida normal, pero me encanta “refugiarme” con un buen libro o una buena película. Mis dos grandes pasiones son el cine y la literatura. Desgraciadamente, en ambas encuentro el mismo fallo, como dijo Chico Grande: ¿Sabe lo malo que siempre le encontré al cine? Que cuando se encienden las luces vuelves a la realidad, y este es un golpe muy duro.



Siempre tuya,


....................Leeloo



"La nostalgia es el único documento que certifica que realmente valió la pena haber vivido".
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