lunes, 5 de enero de 2009

TROYA


.
.

Troya. Me pasé semanas con los nervios a flor de piel cada vez que veía este tráiler -Si el amor es una razón por la que luchar, no ha conocido batalla más digna que esta, acompañada de una gran escena en la que la música y la imponente flota griega te dejaban sin respiración- y casi me da un ataque cuando vi semejante sacrilegio. Mi pasión por griegos y romanos me hizo matricularme en Filología Clásica, por lo que me había pegado el año anterior estudiando a conciencia tanto a Homero como La Ilíada. Así que tuve la mala suerte de ser consciente de los numerosos gazapos (por no decir algo peor).
.
Quizá, si no hubiese estado tan pendiente de las numerosas libertades del guión con respecto a la obra original, habría disfrutado más de la película. No lo sé. Cuando mi aventura clásica pudo conmigo, volví a verla (con cierto recelo, por supuesto) y no me pareció tan mala. Pero no lo suficiente buena. Me da rabia porque es una historia que merece la pena respetar (dioses incluidos) y se podía haber conseguido una obra maestra.
.
Con respectoa la música; debo decir que fue una gran decepción no escuchar la pieza del tráiler. Además, aunque no estaba mal, se parecía demasiado a Galdiator. Eso sí, los actores fueron muy bien elegidos (sobre todo Brad).
.
Una de las escenas que más me gusta es aquella en la que Aquiles le dice Briseida:

Te contaré un secreto, algo que no se enseña en tu templo; los dioses nos envidian. Nos envidian porque somos mortales, porque cada instante nuestro podría ser el último, todo es más hermoso porque hay un final. Nunca serás más hermosa de lo que eres ahora. Nunca volveremos a estar aquí.


Durante el fenómeno Troya, se escribieron numerosos artículos. A continuación, os presento un párrafo que me encantó, escrito por Héctor Castells:

Dicen que la letra con sangre entra. Homero es el ejemplo: en el siglo VIII a.C. alumbró la hemorragia literaria más aclamada de nuestra era: La Ilíada. Un poema largo y hermoso que irrigó de amor y violencia una de las batallas más sangrientas de la historia: la de Troya.

.